En verano siempre apetece más poner aperitivos fríos antes que calientes y que no necesiten de una gran elaboración en la cocina para no tener que estar horas elaborándolos.
Los aperitivos fríos los puedes encontrar tanto en un bar como en tu propia casa camuflados en forma de tapa o para ir abriendo apetito como entrante antes de empezar con los platos principales.
Su aspecto y sabor depende de los diversos ingredientes de los que pueden estar elaborados.
A continuación algunos ejemplos de recetas:
Base de pan de molde cubierto por una capa de trozos de jamón y cremoso queso adornado con nueces.
Pan tostado untado con paté y mermelada (ciruelas, naranja,...)
Tartaletas rellenas de queso y mermelada dulce de pimientos.
Tostadas con salmón ahumado, queso fresco o cremoso y caviar o sucedáneo.
Huevos cocidos rellenos de atún, mayonesa y su propia yema.
Pequeña porción de pan tostado con una cucharada de guacamole, queso cremoso y langostino.
Rebanada de pan tostada untada con tomate natural y jamón ibérico.
Tostadas de pan crujiente con tomate natural, chorro de aceite de oliva, ajo picado y anchoa.
Ensalada de lechuga y finas láminas de zanahoria acompañada con croquetas.
Los aperitivos fríos pese a tener su auge en primavera y verano se mantienen en las barras de los bares durante todo el año, eso habla de la predilección por estos aperitivos de gran sabor. Son el acompañamiento perfecto a tan buenos momentos durante las reuniones.