Para conocer el origen de este término debemos hablar en primer lugar de los millennials. Son los jóvenes nacidos entre 1980 y 1995, consumidores natos de tecnología, a los que les encanta comer y cocinar.
La generación foodie. Lideran las Redes Sociales en busca de experiencias y la gastronomía más sabrosa. Se dice que son los mejor formados en la historia y por ello los más exigentes, que saben lo que quieren y no se conforman. La alimentación es uno de sus centros de interés junto con la responsabilidad social.
Este grupo social ha hecho que en los últimos años aumente el consumo de productos no procesados, declarándose devotos de productos saludables y sostenibles. Consumen más fuera de casa, y la mayoría de las veces entre semana.
Las celebraciones y ocasiones especiales pasan a celebrarse en casa dónde ellos mismo pueden cocinar para los demás.
Son capaces de gastar cientos de euros en la última tecnología o en las prendas de última moda, pero a la hora de comer fuera buscan calidad a un precio reducido, incluso llegando a hacer cola si el producto merece la pena.
Están abiertos a experimentar con cualquier comida, como ciudadanos del mundo que son, cuanto más exótica y sabrosa sea la comida mayor placer les dará probarla.
Sin embargo, son consumidores en tiendas locales, con productos de primera calidad dónde conozcan de primera mano el origen de lo que van a consumir.
Prefieren pagar un poco más por productos de calidad.
Buscan la autenticidad de las cosas, buscan sentirse distintos al resto.
No son clientes fieles, porque están en constante búsqueda de nuevas experiencias y productos, pero si son agradecidos con el buen trato. Son responsables con el medio ambiente por lo que todo lo que sea ecológico y responsable con la sociedad les atraerá.
Poseen una idea de comida diferente al resto de generaciones, les encanta compartir mesa a la hora de comer, cenar con desconocidos e ir a comprar en grupo. Estos jóvenes buscan un estilo de vida saludable donde la buena alimentación y el deporte son sus principales valores.
Con la llegada de esta nueva y reivindicativa generación ha llegado a nuestra sociedad diferentes formas de consumir la comida. Ya conocemos a los seguidores de dietas vegetarianas y veganas, pero... ¿qué hay de los que se encuentran en medio? ¿son de los que piden croquetas a domicilio en Madrid?
Este término fue usado por primera vez en 1992 por la chef Helga Morath para definir el menú de su nuevo restaurante. Ha llegado a nuestros tiempos de mano de los foodies (aficionados a la comida y a la bebida) como una comida sana y equilibrada que no te obliga a renunciar a nada.
Esta dieta consiste en llevar una alimentación a base de frutas, verduras, legumbres, semillas y cereales combinándola con ingesta de carnes de forma esporádica y puntual. Estas carnes pueden ser tanto ternera como pollo como pescado.
Muchos pensareis que realmente esta dieta es una dieta normal y corriente pero de forma equilibrada, pero no. La diferencia es que la carne solo se consume en momentos puntuales y como mucho, dos veces a la semana.
Al consumir en su mayoría productos con menor coste que la carne, cuando van a adquirirla prefieren pagar algo más y consumir productos de alta calidad.
Se dice que es una dieta flexible derivada del vegetarianismo pero no es así.
Aquí puedes comer unas croquetas plant-based (100% vegetales).
El flexitarianismo se diferencia del vegetarianismo en que en el primero se consumen lácteos, huevos y miel de forma constante, al igual que se consumen carnes de forma esporádica. Si un vegetariano consumiese carne estaría rompiendo su estricta dieta pudiendo sentir remordimiento tras ello.
Muchos lo consideran semi-vegetarianismo pero como ya hemos dicho, con la ingesta de lácteos, huevo y miel deja de ser un derivado del vegetarianismo.
La que si entra dentro de semi-vegetarianismo es el ovolactovegetarianismo que introduce en su dieta huevos y productos lácteos sin incluir carne.
Muchas de las personas que dicen ser vegetarianas en realidad son ovolácteovegetarianos porque es muy complicado llevar a cabo una dieta tan estricta y consumen alimentos que contienen huevo y leche.
Como pueden ser las croquetas, comen croquetas de boletus o croquetas de puerro confitado, dátil y zanahoria, pero no pueden consumir de croquetas de jamón ibérico o croquetas de bacalao.
En resumen, que pueden comer croquetas gourmet, pero depende de lo que lleven dentro, serán aptas para ellos o no.
Actualmente, podemos encontrar derivados de vegetarianismo donde se practica el no comer cierto tipo de carne. Estas dietas son raramente usadas y algo ambiguas ya que si pertenecen al vegetarianismo no se podría ingerir ningún tipo de carne, pero en estas dietas si se ingieren.
Debemos decir que ninguna organización vegetariana reconoce el semi-vegetarianismo como una categoría o derivado del vegetarianismo.
Ser flexitariano permite que consumamos una dieta nuestro propio gusto, adaptada a nuestras costumbres y con nuestras propias recetas.
Respecto al veganismo o vegetarianismo, aportamos al cuerpo las proteínas de origen animal que nuestro organismo necesita. Muchos apuestan por tomar 5 ingestas de comida al día de reducido tamaño para combatir así los ataques de hambre.
Otro beneficio se encuentra en la introducción de semillas en la dieta. La semilla de linaza por ejemplo es muy saciante y contiene fibra saludable lo que nos permite controlar el estreñimiento y nuestro colesterol. Y también aporta ácidos grasos Omega 3. El sésamo, aparte de aportar sabor a nuestro plato, también nos protege el hígado y aporta minerales. La semilla de chía nos puede aportar Omega 6.